martes, 5 de octubre de 2010

Seguro que se puede hacer mejor

Por suerte todavía no estoy en paro, pues sólo parece una cuestión de tiempo.
Creo que la empresa en la que trabajo se ha empeñado en desaparecer.
Al director nunca le interesó. La fundó su padre y fue, durante muchos años, una empresa de referencia en su sector. Ganó mucho dinero y emprendió otros proyectos. Pero fue de esta empresa de donde salió el dinero para todo lo demás.
Despues de años muy buenos vinieron años menos buenos. La cifra de facturación parecía estancada. Perdíamos algunos clientes pero ganábamos otros, y siempre estabamos alrededor del punto de equilibrio. El alquiler del local lo cobraba otra empresa del grupo, así que algo limpio sí les quedaría.
Decían que reducían gastos constantemente, y era verdad. Se dejó de invertir en todo. Incluso en lo más básico, las herramientas necesarias con las que trabajamos. No obstante, huvo subidas de salario todos esos años. La mínima, pero había.
Hasta que llegó la crisis hace 2/3 años. La caída de ventas desde entonces ha sido muy importante.
La solución que dieron: Congelación de salarios y Expedientes de Regulación de Empleo temporales a todo el personal. Ya llevamos 2 años seguidos con un ERE de 7 semanas cada uno, y 3 años de congelación.
Y me pregunto, ¿cómo es posible que sea la única solución planteada por la dirección?
Pregunta retórica. Hace tiempo que pensaron que ya no había nada que hacer. Los buenos tiempos pasados no iban a volver. Y los actuales son tan poco atrayentes, verdad?
Han intentado cosas, pero ¿se puede considerar un intento de mejora reducir el tiempo de atención a clientes, o cambiar de encargado en un departamento por que se va el actual? Hay que tener caradura para encima venderte la película de que lo hacen pensando que es lo mejor, que se estan moviendo, buscando soluciones...
Se podrá cuadrar una reducción de gastos con un nuevo horario para el personal, pero ¿has pensado en lo que implica para los clientes? Ah, sí! Se acostumbrarán.
Como nosotros, que nos hemos acostumbrado a que bajen las ventas y a los ERE anuales.
Hasta otro día.